viernes, 31 de mayo de 2019

Biblioteca de aula


Introducción


En Educación Infantil, la literatura es una pieza clave en el desarrollo de los niños, y que no sean capaces de leer aún no quiere decir que no tengan derecho a un espacio donde poder disfrutar de los libros.

La biblioteca de aula es, así, una manera idónea de acercarles desde pequeños a la literatura. Este rincón de lectura favorece el encuentro e intercambio de experiencias que fomentan la creación del hábito lector, de la imaginación y de la creatividad, además de ser una iniciación a diferentes estrategias de investigación.

En este espacio del aula los niños también aprenden a cuidar y preparar su biblioteca, asumiendo de igual manera la responsabilidad de su conservación y uso adecuado. Además, se favorece la motivación lectora de forma más directa que desde la biblioteca escolar, dado que tenemos unos usuarios fijos y conocemos sus intereses, necesidades y características. De este modo, todos los recursos que aquí encontramos estarán más adaptados a ellos (Rueda, 1998).







Situación en el aula


Para diseñar mi biblioteca de aula me he basado en el aula donde trabajo, en el colegio The English Montessori School. Hay dos clases de 3-4 años, ¡esta es la mía!




Entrada del colegio, mi aula es la que queda a mano derecha





El rincón de lectura, al fondo, a la izquierda de la pantalla digital





Ventanales a la zona de aprendizaje exterior (Outdoor Learning Area)






Según como está estructurada la clase, aquí podemos ver el plano actual:



Como se puede ver, el rincón de lectura está al fondo de la clase, en la zona del suelo rojo (la de asamblea). Los dos puntos verdes que se ven en el plano son dos pequeñas butaquitas/hamaquitas que tenemos en la clase.




Y este sería el plano con los pequeños cambios que yo haría:



He cambiado el color del suelo de la zona de asamblea, pues el rojo siempre me ha resultado muy fuerte, muy chillón. En cuanto a la biblioteca de aula, la he movido a la pared izquierda de la clase, donde anteriormente estaba la estantería de lenguaje, arte y escritura. He colocado el mueble de los libros en un lado y, en el otro, el mueble de juego de rol (donde anteriormente estaban los libros), para crear “paredes” en la biblioteca y hacerla así más ‘habitación’, más 'casa'.






Diseño


Como se ve en el plano, el suelo de la biblioteca de aula es de otro color, pues es una alfombra mullida. He mantenido las butacas que teníamos en clase, pero las he tapizado más claritas, no verdes, y he añadido cojines a la zona (los cuadraditos blancos de la imagen). Así, los niños podrán sentarse/acomodarse/tumbarse en la alfombra o cojines o ir a una de las mesas y sentarse en una silla, si lo prefiere.







Los muebles que tendría para libros serían, naturalmente, a la altura de los niños y pensados para que ellos pudiesen coger los libros solos. Elegirían por la portada, pues todos los libros estarían colocados así:





Intentaría poner también algunas baldas como estas en las paredes de la biblioteca para no amontonar todos los libros en el mueble, así el almacenaje se equilibra un poco:








Contenido / fondos


Esta biblioteca de aula estaría pensada para un grupo de 18 niños de 4-5 años, así que contaría con unos 48-50 libros, dos fijos para cada niño con margen para poder ir cambiándolos.

Los niños a esta edad están en plena etapa egocéntrica. Tienen, también, una inclinación por la interpretación “mágica” de la realidad, aunque necesitan, más que nunca, explicaciones sobre todo lo que sucede a su alrededor.

Voy a intentar que gran parte de los libros que se encuentren en la biblioteca de aula traten temas relacionados con su entorno: las relaciones familiares, los miedos, las rutinas, el descubrimiento de lo que les rodea, algunas aventuras sencillas y sentimientos y experiencias típicas de la edad.


La mayoría de los libros de la biblioteca de aula serían literarios, como un 70% del total. Casi todos los libros paraliterarios estarían en otro pequeño mueble -adjunto fotografías después del listado de libros-, exceptuando algunos de la enumeración que propongo a continuación; y serían alrededor del 20% del total. El otro 10% restante serían creaciones de libros que iríamos haciendo en el aula todos juntos y libros sin texto (ya incluidos en la lista).

Estos son los libros que se encontrarían en mi biblioteca de aula, algunos de ellos los sacaría más hacia final de curso, pues son para niños un pelín mayores. Teniendo más libros de los que sacaría al mueble, al final se trata de ir dejando fuera para los niños los que voy viendo que pueden estimularles o motivarles más en cada momento, o aquellos que pueden ayudarles o, simplemente, hacerles pasar un buen rato. Iría cambiando libros, consiguiendo nuevas adquisiciones y siempre rotando libros, que no hubiera los mismos durante semanas.


Hay un par de títulos en inglés, pues no he encontrado su versión en castellano:




1) ¿A qué sabe la luna? – Michael Grejniec

2) Adivina cuánto te quiero – Sam McBratney


3) Amelia quiere un perro – Tim Bowley


 



4) Atrapados – Oliver Jeffers

5) Cierra los ojos – Verónica Pérez Escrivá

6) Cinco minutos de paz – Jill Murphy





7) Cómo esconder un león – Helen Stephens

8) Dirty Bertie – David Roberts

9) Donde viven los monstruos – Maurice Sendak





10) El árbol de los recuerdos – Britta Teckemtrup

11) El cazo de Lorenzo – Isabelle Carrier

12) El día que los crayones renunciaron – Oliver Jeffers





13) El Grúfalo – Julia Donaldson

14) El momento perfecto – Susanna Isern y Marco Somá

15) El monstruo de colores – Anna Llenas





16) Elmer – David McKee

17) El punto – Peter H. Reynolds

18) El tigre que vino a tomar té – Judith Kerr





19) Encender la noche – Ray Bradbury

20) Explora – Aaron Becker

21) Familias – Oh! Mami Blue





22) Flora y el flamenco – Molly Idle

23) Florette – Anna Walker

24) Hilo sin fin – Mac Barnett






25) Imagina – Aaron Becker

26) La Ola – Suzy Lee

27) La ovejita que vino a cenar – Steve Smallman





28) La pequeña oruga glotona – Eric Carle


29) La sorpresa de Nandi – Eileen Browne

30) La tarta de hadas – Michael Escoffier





31) La vaca que puso un huevo – Andy Cutbill

32) La vocecita – Michael Escoffier

33) Las jirafas no pueden bailar – Giles Andreae





34) Leaf man – Lois Ehlert

35) Orejas de mariposa – Luisa Aguilar

36) Papá, por favor consígueme la luna – Eric Carle





37) Perdido y encontrado – Oliver Jeffers

38) Por cuatro esquinitas de nada – Jérôme Ruillier

39) Rosa caramelo – Adela Turín





40) Siempre – Ana Galán

41) Siete ratones ciegos – Ed Young

42) Sirenas – Jessica Love





43) ¿Somos amigos? – Anabel Fernández Rey

44) Un libro – Hervé Tullet

45) Vacío – Anna Llenas





46) Vamos a cazar un oso – Michael Rosen

47) Yo siempre te querré – Hans Wilhelm

48) Zog – Julia Donaldson








Tendría, también, un pequeño estante con libros didácticos (sobre el topic o unidad didáctica que estuviésemos dando en ese momento). Estos son dos ejemplos del mueble de mi clase:





Libros sobre la granja



Libros sobre el mar







Organización y gestión


Según Luis Iza Dorronsoro, autor de El plan de lectura en los centros de Educación Infantil y Primaria, la biblioteca de aula es un recurso que posibilita que exista un plan de lectura para cada niño.

Así lo pretendo, poder llevar un seguimiento de cada uno a través de un diario de lectura. No podría apuntar cada libro que el niño lee, porque pretendo dejar la biblioteca abierta todo el día para que los niños vayan y lean cuando les apetezca. Completaría el diario con los libros que los niños se llevasen el fin de semana.

Cada viernes los niños podrían elegir un cuento que llevar a casa para devolver el lunes. Pueden leerlo solos, con hermanos, con padres, abuelos, tíos, amigos… Lo que ellos prefieran, ¡y tantas veces como quieran!

El lunes intentaría tener un ratito a solas en la biblioteca de aula con cada uno donde se haría la entrega del libro del fin de semana. Preguntaría de manera informal a cada uno si le ha gustado, si prefiere ese cuento o el de la semana anterior, con quién lo ha leído, si una vez o más de una y en qué momento (al ir a dormir, antes de comer…). Anotaría todo en el diario de lectura para poder tener un seguimiento un poco más profundo de cada niño y su relación con la lectura en su entorno familiar.








Dinamización y animación


Sobre la animación a la lectura, me quedo con estas dos frases del Módulo Docente:

- “No hay que perder de vista que animar a leer es enseñar a leer un libro con agrado”.

- “Se trata de ir creando un interés por los libros, un carácter activo y curioso en torno al libro”.



Lo primero que haría en clase sería un libro viajero. Aprendimos sobre ello en el bloque 4, en el apartado de creación de libros en cadena: se trata de decidir entre todos un tema del que nos gustaría que fuese nuestro libro. El maestro escribe e ilustra la primera página y luego, consecutivamente, los niños llevan el libro a casa y añaden una página con ayuda de su familia.

En el caso de mi biblioteca de aula, se lo llevarían el viernes a casa, igual que el préstamo de libros, pero creo que sería mejor que al niño que le tocase llevarse el libro viajero no se llevase un libro de la biblioteca, por si es demasiada literatura, ya que lo último que me gustaría sería perseguirles o agobiarles con ello. En el caso de niños que estén verdaderamente ilusionados con llevarse libros, leerlos, etc y lo pidiesen, se podrían llevar ambos a la vez, claro.

Algunas de las ventajas del libro viajero son, entre otras, la implicación de las familias, el fomento de su relación con la escuela, el refuerzo de contenidos trabajados en el aula, los niños se convierten en los responsables de su propio aprendizaje y aprenden a interesarse por el trabajo elaborado por sus compañeros.









Otra cosa que me gustaría tener en clase es un muestrario de todos los libros, tipo revista, que permita a los niños ver todos los que hay al ojearlo. Al leer un libro el fin de semana, además, cada niño tendría que firmar con su nombre debajo de la portada del cuento que se haya llevado. De esta manera pueden saber qué personas de la clase han leído ese libro y pueden hablar de ello con los demás, o contar a los que no lo han leído de qué va y si les ha gustado, animándoles (o no) a que se lo lleven el fin de semana siguiente. He creado este muestrario para mostraros un poco a qué me refiero:












Una idea muy similar que se me ha ocurrido es que cada niño tenga un diario de libros. Estarán siempre en el aula, y durante la semana, cuando cada uno quiera, podrá acceder a su diario, buscar el libro que leyó durante ese fin de semana y escribir el día que se lo llevó, hacer un dibujo sobre ello, poner números del 1 al 10 (refiriéndose a cuánto le gustó)… Un poco lo que quiera cada uno sobre cada libro.

Cada diario cuenta, además, con un lectómetro, que podrán usar como marcapáginas cuando lo terminen. Esto es un lectómetro:




Es un recurso que he encontrado en la página web lapiceromagico.blogspot.com (os recomiendo encarecidamente pasaros por su blog, ¡me ha sido de gran ayuda y tiene grandes ideas!). Cada niño que lee un libro puede pintar un librito de su lectómetro hasta completarlo entero. Cuando estuviese completo, se lo plastificaría, para que les durase más, y les daría uno nuevo vacío.



Este es un ejemplo que he creado del diario de cada niño. La portada cuenta con un marco hecho de libros, en el que pegaríamos una foto de cada uno para saber de quién es.











También me gustaría tener en la biblioteca de aula una “Cesta de las recomendaciones”. Imprimiría estas tarjetitas que he diseñado y las dejaría ahí en blanco. Cuando un niño de clase lee un cuento por su cuenta que no está en la biblioteca y que le ha gustado mucho, puede rellenar la ficha (puede pedir ayuda a la profesora, en clase, o llevarla a casa para hacerla con la familia) y dejarla de nuevo en su sitio para que alguno de sus amigos pueda conocer nuevos libros e ir a la biblioteca pública más próxima a tomarlo prestado para leerlo o comprarlo para leerlo en casa o para hacer un regalo.





He preparado varias tarjetitas, y así es cómo quedarían:










Por último, me gustaría seguir llevando a cabo una propuesta que se hizo en mi cole a principio de curso y que quería enseñaros por si a alguien le gusta la idea y quiere hacerla o adaptarla. Es un intercambiador de libros, donde los niños traen libros de casa que ya no quieren, los dejan en el mueble y se llevan otro que les gustaría leer.











lunes, 27 de mayo de 2019

Creación literaria


Introducción


La verdad es que, leyendo el módulo, me he dado cuenta de que en mi colegio tenemos mucha suerte, pues hay gran variedad de libros para todo infantil. Cada mes vamos añadiendo y retirando libros de las estanterías de cada clase para meter algunos que tengan que ver con las próximas unidades didácticas (tenemos casi todos guardados por tópicos) y otros que hablen de posibles problemas o situaciones concretas que estén ocurriendo en el aula.

Es por este motivo por el que digo que tengo “suerte”, por no haber echado en falta tener variedad de libros en el aula. Pero, por otro lado, considero que, precisamente por esto, he tenido también un poco de mala suerte por no haber tenido que buscarme la vida para crear estos cuentos con los niños. Tiene que ser muy bonito crear juntos un libro que luego puedan coger de la estantería para verlo ellos solos, será mi próximo objetivo en el aula.




Creación en prosa


Edad de los receptores:


Es un texto pensado para niños de 3-4 años, porque a esta edad les encantan los cuentos donde aparecen animales protagonistas, humanizados o no (en el cuento aparecen ambos).

Además, los personajes son “niños” como ellos, más o menos de su edad, en una clase (su entorno), lo que les acerca mucho a la historia. En edad de pleno egocentrismo, un cuento con estas dos características con las que es extremadamente fácil que se vean reflejados es ideal para ellos.


Estrategia utilizada:

He utilizado la técnica de la secuencia de imágenes, pues tenía las ilustraciones, pero no el texto. En esta estrategia lo que se hace es coger las imágenes como base de la historia, “leerlas” para crear el texto.


Ilustraciones de la creación en prosa:

Son imágenes que diseñé hace años, cuando trabajaba en una academia de inglés. Contábamos con una ilustradora que diseñaba gráficamente las imágenes que yo le pedía. Yo las usaba en clase para enseñar distintas cosas a los niños, en el caso de este cuento, estábamos trabajando en los animales salvajes.

Con esta asignatura he aprendido a dejar de lado nuestro afán por enseñar cosas a los niños con los cuentos que les leemos en clase o en casa y simplemente, disfrutar con ellos de ese ratito.

En el caso de esta creación en prosa, la he disfrutado porque en el pasado he trabajado estas imágenes siempre sin texto, pero no me había parado a pensar en las palabras que habría elegido si tuviese que escribirlo, en las intervenciones de los animales que aparecen en la historia, en las explicaciones del mapache…



El papá de Marcos

Cada mañana, en la asamblea, los animales de clase pueden contar algo que les apetezca compartir con los demás.

Hoy Marcos, el mapache, quería hablar de su papá, que volvió ayer de viaje.

Así, Marcos empieza a contar que su papá es explorador. Todos los animales del círculo, el pollito, la vaca, el oso panda, el perro y la gata, enmudecen al instante: ¡no sabían que Marcos tuviese un papá que corriese tantas aventuras! Con ganas de saber más, le hacen cientos de preguntas en un momento: “¿Es explorador? ¿Y qué explora?”, “¿Y dónde”, “¿Y qué hace ahí?”, “¿Y no le da miedo?” …







Marcos se ríe y sigue contando:

- ¡Va a la jungla! Allí lo que hace es buscar muchas cosas. Ahora, por ejemplo, ha estado en una selva muy grande donde hay muchos animales. Papá siempre lleva una mochila muy grande con muchas cosas que le pueden hacer falta, como una linterna por si se hace de noche, un cuchillo por si tiene que cortar algo, una cuerda para atar cosas, un poco de agua para beber, medicinas por si se pone malito…

- ¡Pues sí que lleva cosas! -le dice Pablo, el perro.







- ¡Sí! Pero en este último viaje lo más importante que llevaba era un libro grandísimo lleno de plantas y flores que tenía que encontrar. Son flores que pueden curar a las personas, por eso son tan importantes.







- ¿Pero esas plantas de verdad curan? ¿Cómo? -le pregunta Gabriela, la gata, a Marcos.

- No sé… Bueno, ¡a lo mejor se transforman en pastillas! -le responde Óscar, el oso panda.

- No, creo que no… Me contó papá que un día se cruzó con un tigre y un león que estaban parados porque el tigre se había hecho daño en una pata y no podía seguir andando. Papá tenía mucho miedo, pero como tenía las flores y pensaba que podía ayudarle le lavó con agua la herida y le puso un poco de pomada hecha con las flores machacadas. ¡Y funcionó! -cuenta Marcos, excitado.

- ¡Hala, qué valiente! -exclaman todos a coro.







- ¡Sí! El tigre y el león estaban muy contentos con papá, y como era casi de noche le ofrecieron su cueva para dormir, para que pudiese descansar y continuar su viaje. ¡Tuvo que saltar con una liana para llegar a la cueva!

- ¡Qué miedo! -dice con la voz ahogada Pedro, el pollito.







- Antes de dormir papá hace una pequeña hoguera para cocinar algo de cena y monta una tienda de campaña.

- ¿Y todas las mañanas tiene que desmontar la tienda si se va de ese sitio? -pregunta sorprendida Valeria, la vaca.

- ¡Sí! -contesta Marcos- Y todas las noches la vuelve a sacar para meter su saco de dormir y estar calentito.








- Papá dice que cuando está de viaje explorando se lo pasa bien pero nos echa mucho de menos. ¡Siempre nos cuenta que su momento favorito del día llega cuando se acuesta en el saco, saca la linterna y mira una foto donde estamos todos! Mi hermanita Marta, mi mamá Mirela, mi papá, claro, que se llama Marcelo, ¡y yo!












Creación en verso


Edad de los receptores:

Es un texto pensado para niños más mayores, de 5-6 años, porque ven, sienten y comprenden lo que es evadirse con alguna actividad que nos motive para suavizar el torbellino de emociones que nos viene encima a veces (enfado, tristeza, rabia…). En esos momentos todos los niños aprovechan distintos recursos que les ayudan, pero creo que a esta edad lo hacen de manera más consciente que niños más pequeños. Es decir, que eligen practicar lo que les relaja adrede, siendo conscientes de que les ayuda. Aprenden a autocontrolar su expresión emocional.

Además, a esta edad ya reconocen no solo sus propias emociones y sentimientos, también los de los demás, y son capaces de expresar verbalmente su estado de ánimo y sus necesidades personales.


Estrategia utilizada:

He utilizado la técnica del acróstico. Cada verso está compuesto por una frase corta, y todos los versos tienen relación con la palabra.

Es un poco una oda a los colores: a las pinturas, ceras, acuarelas… Los colores que tenga el niño a mano. En el aula me sorprende mucho ver cómo algunos niños tienden a pintar o dibujar cuando están enfadados o irritados por algún motivo, y es increíble ver lo que esto les ayuda a relajarse y a canalizar sus emociones.



Medicina de artista

C uando todo está oscuro y no sé dónde encontrar luz

O btengo ayuda de vosotros.

L os que me ayudáis a poner palabras a mi sentir,

O rientando mi enfado o tristeza.

R asgando el papel con vuestra punta afilada,

E ncontrando respuestas,

S ilenciando al monstruo.









Creación dramática


Edad de los receptores:

Es un texto pensado para niños de 3-4 años, pues a esta edad, como decíamos antes, les interesan las humanizaciones de animales.



La tinta de Pulpito

El pequeño pulpo vuelve a casa después de su primer día de cole.

Pulpito: ¡Mamá! (Muy triste, abrazándola) Todos los demás se han reído de mí.

Mamá: ¿Pero por qué, cariño? ¿Qué ha pasado?

Pulpito: Pues… Es que estábamos en el patio cuando sonó un ruido muy fuerte, no sé si sería una almeja enfadada o un mejillón disgustado, ¡pero sonó mucho! Yo me di un buen susto y me hice tinta encima. Todos los demás no dejaban de señalarme y de reírse de mí. ¡No quiero volver!


Mamá: Tranquilo, mi vida… Cada uno tenemos unas características que nos hacen como somos. A nosotros la tinta nos sale cuando tenemos que escondernos, además, ¡todos los animales tienen algo que les ayuda a esconderse!

Pulpito: ¿Cómo qué, mamá?

Mamá: Pues mira, cuando Pez Globito se asusta puede hincharse muchísimo, ¡tanto como un balón de fútbol! Tortuguita, en cambio, se mete dentro de su caparazón, ¿lo sabías?

Pulpito: ¡Hala! ¿De verdad?

Mamá: ¡Sí! Sardinita tiene ese color plateado para no ser vista desde arriba, para parecer un reflejo del agua; Ericito de Mar va cogiendo todas las conchas que puede para taparse los pinchos y que no le vean, y Cangrejito corre rapidísimo para esconderse entre las rocas.

Pulpito: ¡Qué de cosas!

Mamá: ¡Sí! También están Rayita y Lenguadito, que se camuflan en la arena y no se les ve.

Pulpito: ¡Nunca lo he visto!


La mamá ríe con dulzura: Claro, es lo que intentan, que no se les vea.

Pulpito: Pues es verdad que mis amiguitos también hacen cosas cuando se asustan, no solo yo…

Mamá: Así es, cariño. Cada animal tiene su manera de esconderse y de no ser visto, y no es algo de lo que reírse, pues es natural. A lo mejor, el ruido que te asustó a ti era una ostra que oyó algo que la dio miedo.

Pulpito: Jejeje, ¡igual sí! ¡¡Gracias mami!!








Creación de libro


Para crear un libro es necesario recordar tres sencillas pautas: resistencia, mínima inversión económica y poca dedicación temporal.


Edad de los receptores:

El libro ha sido creado a partir de la creación dramática La tinta de Pulpito, y está pensado para niños de la misma edad, 3-4 años, por los mismos motivos que el texto.

Es de un tamaño adecuado para ellos y de fácil manejo. Además, está plastificado para asegurar su durabilidad en el aula.


Materiales utilizados:

para crear el libro he usado cartulinas, imágenes impresas, tijeras y pegamento, y luego láminas para plastificar y anillas.




La tinta de Pulpito




























Al terminar el libro, ya plastificado y anillado, se lo enseñé a algunos niños de clase que venían, curiosos, a verlo.
















Más tarde resolví leerlo en voz alta a todos los niños, también para quitarme un poco la espinita de la actividad del bloque 3, La hora del cuento, con cuyo resultado no quedé muy contenta. Esta vez la estrategia que seguí fue la narración del libro. Al sabérmelo y ser las imágenes más bien pequeñas, creí que sería la mejor opción.

Aquí os dejo el link del vídeo de la narración del cuento:












Y aquí se puede ver La tinta de Pulpito en la estantería de clase, donde permanecerá estas dos semanas que estamos trabajando en el mar, la playa y los animales marinos. Por eso creé el libro sobre esta temática, para poder usarlo en clase estos días :)









Bibliografía y Webgrafía



Asociación Nacional de Editores. Libros infantiles y edición.
Recuperado de Plataforma Moodle, Bloque 1 de Literatura Infantil: Cuentos y edición.

Centro de Orientación de Lectura. MEC. (Años 90). Características de los cuentos según la edad y etapa del desarrollo lector.
Recuperado de Plataforma Moodle, Bloque 1 de Literatura Infantil: Cuentos según edad y desarrollo.
  
Cubells, F. Evolución de los intereses del niño en relación con la literatura.
Recuperado de Plataforma Moodle, Bloque 1 de Literatura Infantil: Cuentos según intereses.
  
Labajo, I., (2019). Creación literaria con y para los niños de Educación Infantil. Módulo docente Literatura Infantil. Madrid: CSEU La Salle.

Muñoz, E., (2017). La inteligencia emocional en el aula de 5-6 años. Trabajo de Fin de Grado. Berga: Universidad Internacional de La Rioja.