Introducción
En Educación Infantil,
la literatura es una pieza clave en el desarrollo de los niños, y que no sean
capaces de leer aún no quiere decir que no tengan derecho a un espacio donde
poder disfrutar de los libros.
La biblioteca de aula
es, así, una manera idónea de acercarles desde pequeños a la literatura. Este
rincón de lectura favorece el encuentro e intercambio de experiencias que
fomentan la creación del hábito lector, de la imaginación y de la creatividad,
además de ser una iniciación a diferentes estrategias de investigación.
En este espacio del
aula los niños también aprenden a cuidar y preparar su biblioteca, asumiendo de
igual manera la responsabilidad de su conservación y uso adecuado. Además, se
favorece la motivación lectora de forma más directa que desde la biblioteca
escolar, dado que tenemos unos usuarios fijos y conocemos sus intereses,
necesidades y características. De este modo, todos los recursos que aquí
encontramos estarán más adaptados a ellos (Rueda, 1998).
Situación
en el aula
Para diseñar mi
biblioteca de aula me he basado en el aula donde trabajo, en el colegio The
English Montessori School. Hay dos clases de 3-4 años, ¡esta es la mía!
Entrada
del colegio, mi aula es la que queda a mano derecha
El
rincón de lectura, al fondo, a la izquierda de la pantalla digital
Ventanales
a la zona de aprendizaje exterior (Outdoor Learning Area)
Según como está estructurada la clase, aquí podemos ver el plano actual:
Como
se puede ver, el rincón de lectura está al fondo de la clase, en la zona del
suelo rojo (la de asamblea). Los dos puntos verdes que se ven en el plano son
dos pequeñas butaquitas/hamaquitas que tenemos en la clase.
Y este sería el plano
con los pequeños cambios que yo haría:
He
cambiado el color del suelo de la zona de asamblea, pues el rojo siempre me ha
resultado muy fuerte, muy chillón. En cuanto a la biblioteca de aula, la he
movido a la pared izquierda de la clase, donde anteriormente estaba la estantería
de lenguaje, arte y escritura. He colocado el mueble de los libros en un lado y,
en el otro, el mueble de juego de rol (donde anteriormente estaban los libros),
para crear “paredes” en la biblioteca y hacerla así más ‘habitación’, más 'casa'.
Diseño
Como se ve en el plano,
el suelo de la biblioteca de aula es de otro color, pues es una alfombra
mullida. He mantenido las butacas que teníamos en clase, pero las he tapizado más claritas, no verdes, y he añadido cojines a la zona (los cuadraditos blancos de la imagen).
Así, los niños podrán sentarse/acomodarse/tumbarse en la alfombra o cojines o
ir a una de las mesas y sentarse en una silla, si lo prefiere.
Los muebles que tendría
para libros serían, naturalmente, a la altura de los niños y pensados para que ellos
pudiesen coger los libros solos. Elegirían por la portada, pues todos los
libros estarían colocados así:
Intentaría poner
también algunas baldas como estas en las paredes de la biblioteca para no amontonar
todos los libros en el mueble, así el almacenaje se equilibra un poco:
Contenido
/ fondos
Esta biblioteca de aula
estaría pensada para un grupo de 18 niños de 4-5 años, así que contaría con
unos 48-50 libros, dos fijos para cada niño con margen para poder ir cambiándolos.
Los niños a esta edad están
en plena etapa egocéntrica. Tienen, también, una inclinación por la
interpretación “mágica” de la realidad, aunque necesitan, más que nunca,
explicaciones sobre todo lo que sucede a su alrededor.
Voy a intentar que gran
parte de los libros que se encuentren en la biblioteca de aula traten temas
relacionados con su entorno: las relaciones familiares, los miedos, las
rutinas, el descubrimiento de lo que les rodea, algunas aventuras sencillas y
sentimientos y experiencias típicas de la edad.
La mayoría de los
libros de la biblioteca de aula serían literarios, como un 70% del total. Casi
todos los libros paraliterarios estarían en otro pequeño mueble -adjunto
fotografías después del listado de libros-, exceptuando algunos de la enumeración
que propongo a continuación; y serían alrededor del 20% del total. El otro 10%
restante serían creaciones de libros que iríamos haciendo en el aula todos
juntos y libros sin texto (ya incluidos en la lista).
Estos son los libros que
se encontrarían en mi biblioteca de aula, algunos de ellos los sacaría más hacia
final de curso, pues son para niños un pelín mayores. Teniendo más libros de
los que sacaría al mueble, al final se trata de ir dejando fuera para los niños
los que voy viendo que pueden estimularles o motivarles más en cada momento, o
aquellos que pueden ayudarles o, simplemente, hacerles pasar un buen rato. Iría
cambiando libros, consiguiendo nuevas adquisiciones y siempre rotando libros,
que no hubiera los mismos durante semanas.
Hay un par de títulos
en inglés, pues no he encontrado su versión en castellano:
1) ¿A qué sabe la luna? –
Michael Grejniec
2) Adivina cuánto te
quiero – Sam McBratney
3) Amelia quiere un perro –
Tim Bowley
4) Atrapados – Oliver Jeffers
5) Cierra los ojos – Verónica
Pérez Escrivá
6) Cinco minutos de paz – Jill
Murphy
7) Cómo esconder un león –
Helen Stephens
8) Dirty Bertie – David
Roberts
9) Donde viven los monstruos
– Maurice Sendak
10) El árbol de los recuerdos
– Britta Teckemtrup
11) El cazo de Lorenzo – Isabelle
Carrier
12) El día que los crayones
renunciaron – Oliver Jeffers
13) El Grúfalo – Julia
Donaldson
14) El momento perfecto – Susanna
Isern y Marco Somá
15) El monstruo de colores –
Anna Llenas
16) Elmer – David McKee
17) El punto – Peter H.
Reynolds
18) El tigre que vino a
tomar té – Judith Kerr
19) Encender la noche – Ray
Bradbury
20) Explora – Aaron Becker
21) Familias – Oh! Mami Blue
22) Flora y el flamenco –
Molly Idle
23) Florette – Anna Walker
24) Hilo sin fin – Mac
Barnett
25) Imagina – Aaron Becker
26) La Ola – Suzy Lee
27) La ovejita que vino a cenar
– Steve Smallman
28) La pequeña oruga
glotona – Eric Carle
29) La sorpresa de Nandi – Eileen
Browne
30) La tarta de hadas – Michael
Escoffier
31) La vaca que puso un
huevo – Andy Cutbill
32) La vocecita – Michael Escoffier
33) Las jirafas no pueden
bailar – Giles Andreae
34) Leaf man – Lois Ehlert
35) Orejas de mariposa – Luisa
Aguilar
36) Papá, por favor
consígueme la luna – Eric Carle
37) Perdido y encontrado – Oliver
Jeffers
38) Por cuatro esquinitas
de nada – Jérôme Ruillier
39) Rosa caramelo – Adela Turín
40) Siempre – Ana Galán
41) Siete ratones ciegos – Ed
Young
42) Sirenas – Jessica Love
43) ¿Somos amigos? – Anabel
Fernández Rey
44) Un libro – Hervé Tullet
45) Vacío – Anna Llenas
46) Vamos a cazar un oso –
Michael Rosen
47) Yo siempre te querré – Hans
Wilhelm
48) Zog – Julia Donaldson
Tendría, también, un pequeño estante con libros didácticos (sobre el topic o unidad didáctica que estuviésemos dando en ese momento). Estos son dos ejemplos del mueble de mi clase:
Tendría, también, un pequeño estante con libros didácticos (sobre el topic o unidad didáctica que estuviésemos dando en ese momento). Estos son dos ejemplos del mueble de mi clase:
Libros sobre la granja
Libros sobre el mar
Organización
y gestión
Según Luis Iza
Dorronsoro, autor de El plan de lectura en
los centros de Educación Infantil y Primaria, la biblioteca de aula es un
recurso que posibilita que exista un plan de lectura para cada niño.
Así lo pretendo, poder
llevar un seguimiento de cada uno a través de un diario de lectura. No podría
apuntar cada libro que el niño lee, porque pretendo dejar la biblioteca abierta
todo el día para que los niños vayan y lean cuando les apetezca. Completaría el
diario con los libros que los niños se llevasen el fin de semana.
Cada viernes los niños
podrían elegir un cuento que llevar a casa para devolver el lunes. Pueden
leerlo solos, con hermanos, con padres, abuelos, tíos, amigos… Lo que ellos
prefieran, ¡y tantas veces como quieran!
Dinamización
y animación
Sobre la animación a la
lectura, me quedo con estas dos frases del Módulo Docente:
-
“No hay que perder de vista que animar a leer es enseñar a leer un libro con
agrado”.
-
“Se trata de ir creando un interés por los libros, un carácter activo y curioso
en torno al libro”.
Lo primero que haría en
clase sería un libro viajero. Aprendimos sobre ello en el bloque 4, en el
apartado de creación de libros en cadena: se trata de decidir entre todos un
tema del que nos gustaría que fuese nuestro libro. El maestro escribe e ilustra
la primera página y luego, consecutivamente, los niños llevan el libro a casa y
añaden una página con ayuda de su familia.
En el caso de mi biblioteca de aula,
se lo llevarían el viernes a casa, igual que el préstamo de libros, pero creo
que sería mejor que al niño que le tocase llevarse el libro viajero no se llevase
un libro de la biblioteca, por si es demasiada literatura, ya que lo último que
me gustaría sería perseguirles o agobiarles con ello. En el caso de niños que
estén verdaderamente ilusionados con llevarse libros, leerlos, etc y lo pidiesen,
se podrían llevar ambos a la vez, claro.
Otra cosa que me
gustaría tener en clase es un muestrario de todos los libros, tipo revista, que
permita a los niños ver todos los que hay al ojearlo. Al leer un libro el fin
de semana, además, cada niño tendría que firmar con su nombre debajo de la portada
del cuento que se haya llevado. De esta manera pueden saber qué personas de la
clase han leído ese libro y pueden hablar de ello con los demás, o contar a los
que no lo han leído de qué va y si les ha gustado, animándoles (o no) a que se
lo lleven el fin de semana siguiente. He creado este muestrario para mostraros
un poco a qué me refiero:
Una idea muy similar que
se me ha ocurrido es que cada niño tenga un diario de libros. Estarán siempre
en el aula, y durante la semana, cuando cada uno quiera, podrá acceder a su
diario, buscar el libro que leyó durante ese fin de semana y escribir el día
que se lo llevó, hacer un dibujo sobre ello, poner números del 1 al 10 (refiriéndose
a cuánto le gustó)… Un poco lo que quiera cada uno sobre cada libro.
Cada diario cuenta,
además, con un lectómetro, que podrán usar como marcapáginas cuando lo terminen.
Esto es un lectómetro:
Es un recurso que he
encontrado en la página web lapiceromagico.blogspot.com (os recomiendo encarecidamente
pasaros por su blog, ¡me ha sido de gran ayuda y tiene grandes ideas!). Cada
niño que lee un libro puede pintar un librito de su lectómetro hasta
completarlo entero. Cuando estuviese completo, se lo plastificaría, para que les
durase más, y les daría uno nuevo vacío.
Este es un ejemplo que
he creado del diario de cada niño. La portada cuenta con un marco hecho de
libros, en el que pegaríamos una foto de cada uno para saber de quién es.
También me gustaría
tener en la biblioteca de aula una “Cesta de las recomendaciones”. Imprimiría
estas tarjetitas que he diseñado y las dejaría ahí en blanco. Cuando un niño de
clase lee un cuento por su cuenta que no está en la biblioteca y que le ha
gustado mucho, puede rellenar la ficha (puede pedir ayuda a la profesora, en
clase, o llevarla a casa para hacerla con la familia) y dejarla de nuevo en su
sitio para que alguno de sus amigos pueda conocer nuevos libros e ir a la biblioteca
pública más próxima a tomarlo prestado para leerlo o comprarlo para leerlo en
casa o para hacer un regalo.
He preparado varias tarjetitas,
y así es cómo quedarían:
Por último, me gustaría seguir llevando a cabo una propuesta que se hizo en mi cole a principio de curso y que quería enseñaros por si a alguien le gusta la idea y quiere hacerla o adaptarla. Es un intercambiador de libros, donde los niños traen libros de casa que ya no quieren, los dejan en el mueble y se llevan otro que les gustaría leer.